Los Boliches
Los Boliches es uno de los barrios más importantes del municipio de Fuengirola. Siempre han habido barrios con vocación de pueblo y Los Boliches sin duda es uno de ellos.Antiguamente era conocido como “Boliche” y era un núcleo poblacional perfectamente separado y distanciado de Fuengirola, pero debido al crecimiento urbanístico de la zona, en la actualidad está totalmente integrado en la ciudad.
El nombre de Los Boliches proviene de las pequeñas barcas que en la antigüedad se usaban para pescar y que se llamaban “bolichitos”.
Sus primeras referencias históricas de las que se tiene noticia datan de 1822, cuando en el padrón quedan registrados 25 habitantes.
En los años 30 las viviendas eran en su mayoría chozas con techos de palmachozas con techos de palma y se agrupaban a lo largo de la antigua carretera.
Los Boliches siempre ha sido considerado como un barrio de pescadores aunque la verdad es que se solía simultanear el trabajo en el mar y en el campo según las épocas, aun así la actividad pesquera en Los Boliches siempre fue constante.
Con la llegada del turismo, llegó la construcción y muchos de los pescadores abandonaron el duro trabajo de la mar para buscar la seguridad de la obra y la hostelería.
En 1957 se construyó el Mercado Municipal de Los Boliches que aún sigue prestando servicios a la población bolichera y en 1970 se iniciaron las obras del nuevo ferrocarril, lo que hizo que el barrio se transformara por completo y se modernizara.
Es curioso como el turismo y la construcción pueden cambiar tanto un lugar, y es que la zona dónde está ahora ubicado el Hotel Yaramar no se parece nada a como era en la antigüedad. Antes esta zona estaba poblada de pequeñas y modestas casas de pescadores y la estatua de la Virgen del Carmen, ahora situada muy cerca del Hotel Ángela, se encontraba allí también.
Entre los lugares a destacar en Los Boliches, que os recomendamos visitar, se encuentran la Iglesia Virgen del Carmen, el Mercado Municipal, el monumento romano y la Finca del Secretario también del periodo romano.
Aprovecha tu estancia en el Hotel Yaramar y descubre los secretos y el encanto que esconde uno de los barrios más bonitos de la Costa del Sol, la experiencia sin duda merece la pena.
Beatriz Muñoz
Atención al cliente
El nombre de Los Boliches proviene de las pequeñas barcas que en la antigüedad se usaban para pescar y que se llamaban “bolichitos”.
Sus primeras referencias históricas de las que se tiene noticia datan de 1822, cuando en el padrón quedan registrados 25 habitantes.
En los años 30 las viviendas eran en su mayoría chozas con techos de palmachozas con techos de palma y se agrupaban a lo largo de la antigua carretera.
Los Boliches siempre ha sido considerado como un barrio de pescadores aunque la verdad es que se solía simultanear el trabajo en el mar y en el campo según las épocas, aun así la actividad pesquera en Los Boliches siempre fue constante.
Con la llegada del turismo, llegó la construcción y muchos de los pescadores abandonaron el duro trabajo de la mar para buscar la seguridad de la obra y la hostelería.
En 1957 se construyó el Mercado Municipal de Los Boliches que aún sigue prestando servicios a la población bolichera y en 1970 se iniciaron las obras del nuevo ferrocarril, lo que hizo que el barrio se transformara por completo y se modernizara.
Es curioso como el turismo y la construcción pueden cambiar tanto un lugar, y es que la zona dónde está ahora ubicado el Hotel Yaramar no se parece nada a como era en la antigüedad. Antes esta zona estaba poblada de pequeñas y modestas casas de pescadores y la estatua de la Virgen del Carmen, ahora situada muy cerca del Hotel Ángela, se encontraba allí también.
Entre los lugares a destacar en Los Boliches, que os recomendamos visitar, se encuentran la Iglesia Virgen del Carmen, el Mercado Municipal, el monumento romano y la Finca del Secretario también del periodo romano.
Aprovecha tu estancia en el Hotel Yaramar y descubre los secretos y el encanto que esconde uno de los barrios más bonitos de la Costa del Sol, la experiencia sin duda merece la pena.
Beatriz Muñoz
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